Mucho se dice que proyectos como el tren maya no son redituables o que representan una carga al erario. Hace poco comentábamos sobre una nota del periódico El Financiero que mencionaba que cada viaje del Tren Maya costaba al erario el terrorífico número de 9,926 pesos por persona. El número por sí mismo puede espantar, pero es importante no quedarse ahí y ver los otros datos sobre crecimiento y actividad económica.
Según también una nota de este mismo periódico, en marzo de este año Banxico publicó su Reporte de las Economías Regionales. El reporte menciona que la actividad económica habría continuado experimentado un debilitamiento en todas las regiones durante el primer trimestre de 2024, con excepción del sur.
¿Por qué será?
Según este reporte uno de los sectores a la alza en esta región sigue siendo el de la construcción, con todas sus respectivas ramificaciones en todos los sectores de la economía; lo es también el incremento de la actividad portuaria que aumentó la demanda de diésel para el transporte de productos; destaca también que la apreciación acumulada del peso frente al dólar dio margen a establecimientos dedicados a la venta de herramientas para la construcción de origen importado, a implementar estrategias de reducción de precios, lo que elevó el valor sus ventas. Menciona también que en el periodo enero a marzo de 2024, la actividad turística, medida mediante el número de cuartos de hotel ocupados, mostró una expansión respecto del trimestre anterior en todas las regiones. Etcétera.
Esto nos vuelve al asunto principal sobre proyectos de infraestructura como el Tren Maya. ¿Como se logra el tan ansiado crecimiento económico? ¿Cuál es la ruta adecuada? Según la escuela tradicional de los llamados economistas neoliberales, la economía no es nada más que administrar recursos escasos, es decir, la economía es como administrar una tienda o negocio a punto de quebrar, hay que ahorrar, hay que recortar, bajar la calidad, correr empleados etc. Esto es la doctrina del déficit cero, de no endeudarse, no invertir en proyectos “faraónicos” y demás. Sin embargo al final, si estamos con un negocio a punto de quebrar, ¿no es acaso una buena opción tratar de rescatarlo y hacerlo crecer y producir de nuevo?
Ese es el efecto que tienen proyectos de este tipo, debido a su alcance y capacidad para mover amplios sectores del aparato económico.
Según una nota del periódico El Economista de mayo 30 de este año, por segundo trimestre consecutivo, el Banco de México (Banxico) redujo sus expectativas de crecimiento de la economía del país para este año. Agrega también que en su Informe Trimestral correspondiente al periodo enero-marzo 2024… El intervalo para el crecimiento esperado del PIB para el año se ajustó de entre 1.9 por ciento y 2.9 por ciento, desde 2.2 por ciento y 3.4 por ciento. Muy pesimistas expectativas. ¿Es posible revertir los veredictos premonitorios y terroríficos del Banxico y de los organismos internacionales, o es que acaso no hay nada que hacer?
El mismo Banxico en el ya mencionado reporte nos da pruebas de que quizás la ruta adecuada es entonces la tan temida inversión y dirección estatal en la economía nacional. El sexenio pasado ha sido un cubetazo de agua limpia y fresca para muchos estudiosos de la economía, ya que nuestro país volvió a reportar crecimientos del PIB sino muy altos, si mejores que en los últimos años y esto de la mano de proyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico, las refinerías, el nuevo aeropuerto y el aumento a los salarios junto con los incentivos fiscales en la frontera, por mencionar solo algunos.
Es importante recordar que un solo proyecto por sí mismo no es la panacea, sino una política amplia que implique la creación de varios proyectos en el mediano y el largo plazo para mantener constante y al alza el crecimiento económico y una política económica de desarrollo y expansión - a la que tanto miedo le tienen los economistas de mente cerrada del Banxico -.
O usted qué opina, ¿es posible revertir pronósticos económicos oscuros recortando el gasto, minimizando la inversión, reduciendo el consumo y la inversión en salud etc. ¿O, de hecho, podría ser al revés? Invirtiendo en proyectos de infraestructura que movilicen a la economía en su conjunto y traigan consigo bienestar social y progreso tecnológico.
¿Es verdad o mentira, que los grandes proyectos de infraestructura generan crecimiento verdadero y sostenible? 🤔
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